Astronaut

No recuerdo cuando fue la primera vez que me sentí completamente ajena a este mundo. Completamente extraña, completamente diferente.

De seguro fue cuando me miraba al espejo y les encontraba razón a todos los que se burlaban de mí, por tener un cuerpo diferente.

Después me gustaban cosas diferentes. Me gustaba leer y para todos era aburrido. Me gustaba la poesía, encontrar armonía en el hecho de que las palabras rimen.

Me acuerdo de que hice un cuaderno (copiando el de mi hermana) donde escribía canciones y encontraba la poesía en ellas. También me acuerdo de que intenté escribir una novela que de leerla hoy me daría vergüenza ajena.

Siempre me sentí rara, extraña, diferente.

Me acuerdo cuando Simple Plan lanzo “Astronaut” y la canción describía absolutamente todo lo que sentía en ese momento. Dicen que la adolescencia es eso, el camino de encontrarse, probar cosas, conocerse.

A mi me dolía bastante, no me parecía ninguna aventura. Pero me creaba mis propios mundos, entre libros, entre la escritura, la música, la fotografía y la pared llena de posters que me hacían compañía.

Algunas noches todavía me siento como una astronauta perdida en alguna galaxia. Todavía a veces me siento tan ajena a este mundo creyendo que jamás va a haber alguien que de verdad me entienda. Tampoco comprendo porque buscamos eso, muchas veces inconscientemente. Que alguien nos entienda de verdad y también quizás la aceptación de cómo somos a los ojos de los demás. Supongo que es porque la teoría de que podemos con todo solos es media fantasma, necesitamos el apoyo de alguien en algún punto.

El hecho de sentirse entendidos es sentirse contenidos también. A veces es lindo sentirse diferentes al resto, otras no tanto, porque puede resultar ser tremendamente solitario.

Creo que hay un secreto que guardamos muchos, todos esperamos que algún día alguien nos mire de una forma que nos haga sentir únicos. Que nos haga sentir lo que sentimos que cuando nos miramos con amor y no con diferencia.

Que contradictorio todo. Siempre digo que jamás quisiera ser igual a todo el mundo y seguir mis ideales, mi propio camino. Pero también encuentro soledad en el hecho de sentirme diferente.

Pero no a todo me fascina encontrarle sentido. Hay pensamientos como ese, que son. Que hay que dejarlos ser.

Hay tiempos para todo. Hay tiempos en los que la inseguridad aparece y te frena a hacer muchas cosas, porque empezas a dudar de todo y encontrarte defectos continuamente. Hay otros tiempos que transformo lo que creí como debilidades en virtudes.

Creo que hay que darse también el tiempo, de sentir todo. Porque no podemos estar constantemente en el lugar correcto, con los pensamientos adecuados.

Porque no existe la perfección. La imperfección, es perfectamente perfecta.

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